En la Firagost conocí a Joana, una gran mujer a la que sus hijos y familia quieren mucho y deseaban dedicarle una tarta que fuese realmente para ella y de ella en el día de su 65 cumpleaños.
No escatimaron esfuerzos en darme ideas y buscar aquello que definía los gustos de Joana. La tarta que resultó es más fruto de la documentación que ellos me aportaron que de mis ideas, tengo que reconocerlo. Yo sólo tuve que pensar en cómo juntarlo todo en una tarta, y.. ¡e voilà!
El título de la entrada no es casual, porque de todo aquello que la tarta debía incorporar, Xeli insistió en el campanario del pueblo de Joana: Rojals. Así que le dí un lugar predominante, y reproduje fielmente una foto que me enviaron, todo en fondant. Creo que realmente ha quedado precioso, y sé que Joana se emocionó...
El interior del pastel era un bizcocho de vainilla bien mojadito con almíbar al limón y canela, y un frosting de frambuesa aplicado generosamente. ¡Delicioso! Creo que, lamentablemente, Joana no ha llegado a probarlo... y luego os diré por qué.
Seguimos con las aficiones de Joana:
El baile...
...La sardana, la danza más bella que existe... (permitidme la licencia, soy catalana y amo mi pequeña tierra)...
... Y viajar. Le encanta viajar. ¿Nos vamos? ¡Todos a bordo!
Una vez más, para excépticos, todo lo que en estas fotos sale se come...
Ah!! ¿Que por qué Joana no llegó a comerse la tarta? Mmmm... Pues que le gustó tanto que fue incapaz de hacerlo.
Qué más da, al fin y al cabo, era su regalo!!
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