lunes, 17 de agosto de 2015

Sweet Horse

Cuando una madre está organizando la boda de una de sus hijas y te pide el detalle para sorprenderla en el banquete de ese día tan especial, la responsabilidad se eleva al infinito. Todos los encargos son importantes para nosotros, todos, pero fallar a una madre en un momento así es casi imperdonable!

Hablando, hablando, decidimos reproducir lo que más ama su hija, aparte del marido y la familia, claro está... Y es el caballo. Es parte importante de su vida, porque trabaja con ellos. "¿Lo puedes hacer, Raquel?"...
Mmmmmm!!! Esa pregunta tiene siempre la misma respuesta... A buen entendedor...

 Éstos son los novios en una de sus fotos profesionales...

Modelar una pareja de novios usando como modelo la foto que Ángeles me trajo tiene la dificultad normal de un modelado básico... Pero hacer un caballo en miniatura era mi primera vez... 
En un primer momento pensé que sería sencillo usando esto: Masa para moldes...  Y todavía más cuando Àngels me trajo una pequeña escultura de unos 30 cm de alto en forma de un caballo precioso, salvaje, con sus dos patas delanteras en alto. Pero... pero... fue imposible. Las características de la figura hizo que gastara varios paquetes sin un resultado que me pareciera satisfactorio.
Así que decidí modelarlo yo misma con chocolate plástico, que para algo asistí al curso de la mejor profesional en este campo, Karen Portaleo... 

Primer reto de una figura de chocolate plástico con la dificultad evidente de la que estamos ahora hablando: estructura del animal, estabilidad y equilibrio, proporcionalidad. Un conjunto que tiene que ser totalmente armónico y equilibrado, y debe sostenerse sobre sus dos patas traseras. Y, por supuesto, ha de parecer un caballo...
En esta foto podéis ver la estructura ya avanzada, realizada por mí con alambres, y en el proceso de ser forrada con chocolate plástico, y al fondo, la muestra. Todos los detalles de los contornos del caballo están modelados a mano. No se usó absolutamente ningún molde.

Aquí podéis ver ya el caballo casi acabado. Este animal es uno de mis preferidos, así que, aunque realmente puso a prueba mi "área de confort" (una expresión que sirve para definir esos momentos en los que nos ponemos al límite), disfruté dando forma a sus patas, a su cuello, a sus crines... Y creo que es evidente en el resultado!

Hicimos también, para "acompañar", una reproducción de unos trajes de trabajo de la pareja de novios, con ellos debajo, claro. El principal reto fue reproducir los flecos del vestido de la novia, que finalmente se hicieron de Glasa Real.
Tengo que decir que me siento especialmente feliz del resultado de mi primer modelado en chocolate plástico de un caballo. Muy feliz y satisfecha. Y me siento así porque contemplando el caballo siento la emoción que me embarga cuando lo hago ante las fotos de estos animales tan impresionantes y especiales.

Àngels tuvo el detalle de mandarme la foto con la presentación de los modelados. Y tuvo el gran detalle de explicarme la inmensa alegría de su hija y su yerno cuando vieron su regalo.
¡Que comáis muchas perdices, chicos!!!!

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