domingo, 16 de febrero de 2014

Toda una vida

Cristina me pidió que reprodujera, en pastel, la masía que su familia ha disfrutado durante tantos años. La ocasión, el 80 cumpleaños, de su padre, Ramón. Nunca he dicho que no a nada, así que esta vez no iba a ser diferente.  
El trabajo requería visitar el lugar, ya que mediante las fotos no podía reconstruir mentalmente las proporciones y distancias del conjunto. En compañía de Cristina, hice un recorrido por el exterior de la casa. Me mostró también el comedor, cosa que fue importante por un detalle que luego os mostraré.

¡Manos a la obra!

¿Cuántos kilómetros habrá hecho este tractor? Seguro que muchos. Compañero necesario para trabajar el huerto, el cual ha dado tanto fruto...
Tal vez calçots, esa "cebolla tierna", como dicen algunos cuando intentan explicar a los que no conocen esta delicia de nuestra tierra...

... o tal vez calabazas, llenas de color y con tantos usos posibles...

... o tal vez lechugas. Seguro que estos y otros muchos vegetales. Nuestro tractor les ha preparado el camino a todos...


Visión frontal de la casa, hecha poco a poco, con mucho cariño. Tallé el bizcocho para darle, en diferentes niveles, la forma exacta de la casa. ¡Un trabajo de minuciosa planificación!


Los arcos de la entrada, a los pies de los cuales hay una fuente, dan el carácter más representativo del edificio. En el interior de esta masía encontramos un bizcocho de vainilla, almibarado con canela y limón, intercalado con capas de ganaché de chocolate blanco y capas de crujiente de avellana y ralladuras de chocolates.

Una vista de la parte trasera de la masía... ¡La tarta medía algo más de 60 cm.!

 ... y uno de los laterales. Todos los elementos que véis están trabajados con fondant, excepto la vela. Todo es totalmente comestible. Una de las características de los trabajos de Dolça Fantasia, y que nuestros amigos valoran. Si observáis la foto, uno de los tejados no es normal; parece un dibujo...

... y realmente así es. El Sr. Ramón hizo, hace unos años, una pintura al óleo que preside el comedor de la casa. Ya os he mencionado al principio de la publicación que era algo importante para él, así que pensé reproducirlo sustituyendo uno de los tejados. Con pinturas comestibles fuí reproduciendo el cuadro original. Fue complicado lograr los mismos tonos e intensidades, muy variados, y más con pinturas comestibles, pero tras diversas pruebas y mezclas os puedo asegurar, sin miedo a meter la pata, que quedó exacto al real.



Y, como final, la foto de la masía al completo. Hemos puesto este fondo porque se asemeja al entorno del edificio, y que por razones evidentes no fue posible reproducir.
Os tengo que decir que las muestras de agradecimiento, desde la misma entrega de la tarta, hasta horas después de la celebración, me emocionaron. Seguro que no tanto como lo hizo la familia, con el homenajeado a la cabeza. Su satisfacción al ver un símbolo que representa toda una vida, para él y para su familia, bien valieron las horas de esfuerzo, trabajo e ilusión. Gracias por vuestra generosidad y por la confianza depositada en nosotros para un acto tan especial. 
Y, de nuevo, una vez más... ¡¡objetivo conseguido con creces!!




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