Día 27 de agosto, ya anocheciendo... aparece un mensaje en mi móvil de un amigo de hace unos 35 años al que no veo desde hace unos 25, pero con el cual he vuelto a hablar gracias a las redes sociales. Es un genio del diseño gráfico y me pregunta si es posible hacer un pastel para la ceremonia de reapertura de una revista, en la cual él colabora, que se realizará por la tarde DEL DIA SIGUIENTE, 28. Me lo pregunta sin mucha seguridad de que sea posible, cosa que estuve a punto de confirmale automáticamente. Pero el corazoncito puede mucho, y una, aunque tenga que quedarse sin dormir por la noche, aún tiene herencias de ese libro que nos hacían leer a los alumnos de otras épocas, El Quijote.
Y allá que voy, que le digo que sí. Tenía por delante 17 horas para hacer una tarta que reprodujese fielmente el diseño del cartel de presentación de la revista, incluyendo el teórico tiempo de descanso nocturno y el viaje a Barcelona, ya que el acto fue en Granollers. Pues tanto me esmeré que cuando mi fotógrafo particular, o sea, mi marido, estaba pasando la foto al ordenador, le dije que si eso era el dibujo o era la tarta. En serio, es una foto de la tarta tal cual, sin retocar...
Finalmente el resultado valió la pena, y sé que mi amigo está contento. Si os cuento que, a las 2 de la madrugada, al desmoldar el bizcocho, se me partió en tres trozos y tuve que volver a empezar, os podéis imaginar el trabajo a contra reloj hasta el mediodía del día siguiente. Una odisea. Pero como he dicho antes, objetivo cumplido una vez más.
Hasta la próxima!
Damos fe, los 25 que nos la zampamos, que nos costó entrar a por ella de lo preciosa que estaba. Nos entregaste con tu arte un excepcional colofón a nuestro gran día, Raquel. Enhorabuena y GRACIAS!
ResponderEliminarNo sería la primera que alguien no se come por lástima! Enhorabuena a vosotros por tener la fuerza para tirar del carro!!
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